Conclusiones

Intentos Fallidos constituyó, desde el principio, un desafío para todos los que participaron en la propuesta. No sólo porque se trataba de exponer los fracasos a los que, como es normal, artistas y no artistas les tienen tanto miedo, sino también como ejercicio de gestión, especialmente para las organizadoras.
Los problemas que planteaba la ejecución de acciones artísticas tan diversas como las que conformaron esta versión de Intentos Fallidos, demandaron un gran esfuerzo intelectual y práctico, ya que era necesario encontrar espacios tan variados como idóneos y, al ser la primera experiencia de todos, se encontraron varios obstáculos que se superaron de la mejor manera posible pero que, con toda seguridad, se afrontarán mejor si se llega a repetir la experiencia.
La recepción del público fue buena. Los espectadores no sabían muy bien en qué consistía Intentos Fallidos y eso permitió a los creadores, disfrutar de sus caras de sorpresa y diversión, muchas veces.
La verdad, la reacción del público fue una de las cosas que más enriqueció las sesiones, por cuanto surgieron nuevas formas de impresionar a los asistentes desde la experimentación que implica el proceso de creación;  en ocasiones, incluso,  su participación fue parte de la acción escénica de turno.
Exponer y exponerse en el proceso de creación, confrontó a los artistas consigo mismos y una breve reflexión sobre lo que significó para ellos esta experiencia, quedó plasmada en los cuestionarios que acompañan a la mayoría de los perfiles en la sección: «Participantes», de este blog.

Al revisar las premisas de la propuesta que se presentó a la Beca de Creación Interdisciplinar 2012, y compararlas con lo que fue en realidad la acción de Intentos Fallidos, se puede constatar, una vez más, la distancia que existe entre lo proyectado y lo conseguido pues, si bien es cierto, en lo esencial, las acciones artísticas que compusieron Intentos Fallidos, fueron consecuentes con los objetivos de la propuesta, los resultados de algunas de ellas no lo consiguieron.
En el caso del video que debería resultar de las acciones una especie de «detrás de cámaras» del proceso de «Intentos Fallidos», quedaron finalmente varios videos que no reflejaron la intención planteada en el proyecto inicial.
Hay que decir, que esto se debió en gran parte al hecho de que, tal vez por tratarse de la primera experiencia, más que, mostrar el proceso de creación salpicado de intentos y fracasos, Intentos Fallidos terminó siendo un conjunto de intervenciones al rededor de los textos propuestos por Katalina Moskowictz, que, en efecto era una de las premisas, pero que no consiguió mostrar los fracasos en medio del desarrollo de la creación; al menos no en todos los casos. Esto no significa que el resultado no haya sido satisfactorio, ya que la producción de los videos finales, es de excelente calidad.
Otro de los conflictos que surgen a la hora de hacer una auto crítica, es si el evento resultó ser interdisciplinar.
Una vez más, tratándose de acciones que devienen del quehacer artístico muy personal, fue difícil conducir a los artistas a un trabajo que implicara la interacción entre unos y otros. Sin embargo, en algunos casos como el de las propuestas sonoras de Daladier Saboyá, donde actores y músico crearon una serie de audios a partir de los textos de Katalina Moskowictz, la interdisciplinariedad logra plasmarse a cabalidad.
Por otra parte, el hecho de que todas las acciones involucraran la intervención a los mencionados textos, consiguió mantener la unidad temática de la propuesta y permitió, un diálogo entre cada artista y la autora; o sea que todas las obras que hicieron parte de la muestra, estaban interactuando con los textos que inspiraron Intentos Fallidos.
En realidad, se trató de una re escritura de los textos. Una nueva mirada a la obra inédita de Katalina Moskowictz desde la perspectiva de cada artista, según su área del arte y su propia personalidad.
A la vez, sirvió como continuación de algunos procesos iniciados, como el de Liliana Caycedo quien ya estaba adelantando con «Actos del Silencio», un trabajo acerca de la introspección, la cual  pudo explorar con la ayuda de los textos.
Así mismo inquietudes profesionales y artísticas muy personales fueron las motivaciones de Emilsen Rincón, al hacer su inmersión en la danza Butho  y  Sadra Ortega con su trabajo alrededor de la melodía y la voz. En fin, cada artista tenía su propio interés particular, una obra, una idea, una curiosidad, etc. Cada artista llegó a exponer su objetivo de estudio o su pregunta.
Dicho ésto, deberá reconocerse que el evento fue poco interdisciplinario. Más bien se convirtió en una exposición de  palimpsestos donde las artes plásticas, el video arte, la música, la danza  y la interpretación dieron una versión única e irrepetible de los Intentos Fallidos.
Intentos Fallidos, aportó a cada participante experiencia y conocimiento sobre sí mismo y sobre el proceso de creación y en ese sentido, puede decirse que la experiencia fue positiva. En futuras versiones se espera no sólo ser más eficientes en la producción sino realizar una convocatoria más amplia donde todos los participantes puedan exponerse a sí mismos en su proceso creativo como parte de un camino que nos conduzca a la redención del fracaso.

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