Todo quebrado, todo roto,
nada que decir, todo que decir,
dejar
Estar con la garganta cerrada
y el alma
hechas polvo.
¿Qué?
Nada. Todo, todo, todo
No llegar a ningún lado, a
ninguna parte sólo a pedazos,
fragmentos, segmentos de
pequeños
puntos de un todo que no
consiguen salvar nada.
la cordura que se escapa entre
los dedos,
las heridas que dejan los
los dedos imaginados que
enloquecen al cuerpo.
Dejar que el deseo se
ahogue en el mutismo de una
puerta que
en medio de la noche espera ser golpeada por el puño de
alguien que, como el viento, se
diluye en esfuerzos de días y días de estar intentado decirle al
otro -al que está adentro- cosas… que salen siempre como lamentos.
Tocar finalmente la puerta y descubrir que ya no hay nadie, que
se fue hace tiempo, que se llevó todos sus pensamientos, que
lamentablemente aún
arden sus deseos en silencios como puños que le dejan
constantemente sin aliento.
Que ya no hay nada que hacer.
Tal vez… dejar que pase el tiempo.